La supervivencia de muchos de los libros y tratados que se escribieron desde la invención de la escritura hasta la invención de la imprenta dependía, muchas veces, del destino de unos pocos ejemplares, copiados a mano. El desinterés, los incendios, las guerras u otro tipo de accidentes o destrucciones intencionadas, podían hacer desaparecer con gran facilidad los escasos ejemplares existentes de volúmenes y autores enteros, sin dejar ningún rastro, o sólo menciones en textos supervivientes.
Aparte de esto, el que un texto haya llegado hasta nosotros se debe a sólo dos factores: interés o suerte.
Hoy en día estamos durante un nuevo punto de inflexión para la transmisión del conocimiento, similar a la invención de la escritura o la imprenta. Las posibilidades que ofrecen nuevas tecnologías eran impensables hace unas pocas décadas, pero hace falta preparar una transición armoniosa entre ambas que sea lo menos traumática no sólo a nivel de uso, sino legal y económicamente.