Las armas de Alatriste

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Mañana, sábado 27 a las 12:00 en el Museo de Armería de Alava
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La espada vuelve a Vitoria (al menos por un tiempo)

a_spanish_diamond-set_gold-hilted_sword_circa_1814-15_d5544801hFoto: Christie’s

Como ya comenté hace un tiempo, la espada del general Alava fue vendida en una subasta por unos 54.000€. La propia Diputación Foral de Alava se había propuesto tratar de comparla, pero finalmente, la subasta superó la cuantía máxima prevista y el ganador de la subasta fue un comprador anónimo.

Pues bien, a pesar de ello, hace poco se supo que había sido comprada a su vez por una anónima familia alavesa, que la ha ofrecido en depósito por dos años al Museo de Armería de Alava para que pueda ser expuesta en la misma ciudad que se la regaló, agradecida, por liberarla, y quizás, por salvarla de un más que probable saqueo por parte del ejército «libertador».

Podéis encontrar más fotos de la espada en el álbum de Flick de la Diputación Foral de Alava.

Published in: on septiembre 14, 2014 at 3:43 pm  Deja un comentario  
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Vendida por 54.000€

Una actualización sobre la postpuesta subasta de la espada regalada por la ciudad de Vitoria al general Alava. Tras unos años de retraso por temas judiciales, ha sido vendida hoy por esa «módica» cantidad, a un comprador, que de momento, es desconocido.

Published in: on May 23, 2014 at 4:20 pm  Comments (1)  
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Nueva ciencia y filosofía

De la misma manera que si se quiere hacer recreación histórica,  el fuego se enciende mediante la técnica de la  yesca y pedernal (entre otras técnicas), habiendo mecheros, que son mucho más efectivos y fáciles de usar, para la esgrima histórica hacen falta conocer las técnicas históricas.  No se trata de «fabricar» un nuevo arte marcial conjugando cosas antiguas, modernas o de diversas procedencias más efectivo y «mejor» que el que usaban (porque entonces sería «esgrima con espadas históricas»…), sino de practicar exactamente el mismo.

Y aquí entran los tratados. Serán mejores o peores, pero son la principal e imprescindible base para todo (estudio, práctica, enseñanza) en lo que consiste la esgrima histórica. Por ello, en cuanto supe que había uno en mi ciudad, básico para esa cosa llamada «Verdadera destreza» 😉  me puse manos a la obra. Me ha costado tiempo, y he tenido que aprender muchas cosas por el camino, pero aquí teneis el resultado:

 

Nueva ciencia y filosofía -Pacheco de Narvaéz-.pdf m (82 Mb)

 

 

 

 

Alarde de Villareal de Alava, 1552

Foto de Hirodusk

El otro día, buscando en Dialnet encontré un curioso artículo de Ernesto García Fernández sobre el alarde de armas llevado a cabo en 1552 en las aldeas dependientes de Villareal de Alava (Elosu, Nafarrete, Gojain, Urbina y Urrúnaga). El artículo se centra principalmente en la demografía, profesiones y apellidos de los llamados al alarde, por lo que trataré de concentrarme aquí en desarrollar la parte del armamento que carece del protagonismo de los anteriores aspectos en el trabajo original.

Según las actas de las Cortes de los antiguos reinos de León y de Castilla, los vecinos englobados en la cuantía de 3.000 maravedíes de riqueza o más  deberían poseer “cada uno lança e dardo e un escudo e fojas, o cota e baçinete de fierro sin camal  o capellina, o espada o estoque o cochillo conplido”. Aquellos que dispusieran de 2.000 a 3.000 maravedíes “una lança e espada o estoque o cochillo conplido, o baçinete o capellina, e escudo”. Son  precisamente las personas consideradas en la cuantía comprendida entre 600 y 2.000 maravedíes quienes debían tener “cada  uno ballesta de nuez de estribera con cuerda e avancuerda e çinto e un carcaxe con tres docenas de viratones”. A  continuación se hallan los que están entre 400 a 600 maravedíes, a los que se demanda la posesión de una “lança e un dardo e un escudo”. Entre 200 y 400 “una lança e un dardo” y los que se encontraran por debajo “aunque non ayan al sinon los cuerpos sean tenudos de tener lança e dardo e fonda”

Royal Armouries Leeds, de Fwiffo


El inventario del alarde de 1552 nos detalla el tipo de armas que poseían los convocados que acudieron al mismo (129):

Ballestas:  25, carcaj : 1, espadas: 98, puñales : 10, coseletes : 3 y medio, picas : 26, porqueras (un tipo de chuzo) : 24, lanzas : 14, jinetas (otro tipo de chuzo) : 26, machetes: 9, dagas: 1, dardos: 9, morriones : 3

El inventario del alarde de 1552 nos revela que esta lista había quedado desfasada (el dardo, jineta o lanza arrojadiza están en desuso) pero las armas de fuego tampoco aparecen, pese a haberse usado abundantemente en la toma de Granada (1492). Las picas suponen una novedad, así como el gran número de espadas (98 personas de 127  acudieron con una), que al contrario de otras armas listadas (ballestas, porqueras, machetes, etc) que pueden tener un uso cinegético o de heramienta, sirven exclusivamente para el combate, preludiando así el amplio uso de la espada «ropera» o de vestir. Una comparación con el equipo que el Concejo de Vitoria equipó a las milicias en 1482  (una buena ballesta, un cinto, un carcaj, un machete, cien tiros de saetas y un capote de paño) no hubiese quedado desfasado 60 años después. Debido a las numerosas carencias de armamento moderno observadas por el señor de Avendaño, exigió a numerosos vecinos equiparse con determinadas armas, cuyo número detallo a continuación:

Ballestas,   6; espadas,  36; coseletes,   17 y medio ; picas,   83; coraza, 1; y morriones ,  90.

Lo que nos da las siguentes cifras totales, de haberse cumplido dicho requerimiento (de lo que no poseo datos) para equipar a los 177 convocados:

Ballestas:  31, carcaj : 1, espadas: 134, puñales : 10, coseletes : 21, picas : 109, porqueras (un tipo de chuzo) : 24, lanzas : 14, jinetas (otro tipo de chuzo) : 26, machetes: 9, dagas: 1, dardos: 9, morriones : 93.

Lo que nos presenta un cuadro bastante claro de lo que el señor de Avendaño quería conseguir de sus vasallos en 1552: un cuerpo de aproximadamente un centenar de piqueros con morrión y espada, una quinta parte de ellos con coselete y el resto, aproximadamente una treintena, de ballesteros para poder atacar a distancia.
Como curiosidad comentar que apenas 14 años más tarde, en 1566, el rey de francia Carlos IX ordena a sus milicias de París (y por lo tanto, enemigos potenciales de las españolas) abandonar las ballestas y arcos y armarse de arcabuces.