Uno de los alicientes (y en ocasiones, pegas) de la recreación histórica es que no puedes, al contrario que en la época, bajarte a la tienda de la esquina y comprar lo que necesitas. En muchas ocasiones (y la ropa es un buen ejemplo) lo más adecuado suele ser seguir el «háztelo tú mismo», tanto por razones de exactitud histórica, experimentación o porque comprarlo, si se puede, sale caro.
Tengo algunas cosillas nuevas que mostraros…
El chaperon
La primera es una «prenda de cabeza» (por llamarlo de alguna manera, porque es gorro y capa con capucha, según se use) que recibe el nombre (moderno) de chaperon.
Está hecho a partir de piezas sobrantes de hacer otras capas de lana, y por ello, tiene fallos en cómo se adapta (por ejemplo, la parte del cuello, que quedaría más ajustada). Es mejor seguir exactamente el patrón de la Companie of Saint George porque estos problemas se solucionan y hace que quede mucho mejor. El forro (en este caso de lino) hace que sea más suave por dentro y contrasta con el exterior. Incluso con un color tan «pobre» como el marrón, viste y destaca mucho.
No obstante, como primer intento salió bastante bien, aunque debo recomendar que la «cola» (liripipe) debe estar cosida repetidas veces en la costura larga y más veces aun en la unión a la capucha, porque al usarla como gorro, esa parte sufre mucho.
La recomiendo como una de las primeras prendas que hacer si se quiere recrear el siglo XIV o XV porque no es demasiado complicada, aunque eso sí, un poco trabajosa y no requiere de mucha tela, algo importante porque hacerla en lana (que no es barata) merece la pena por autenticidad y los días que llueva o haga frío.
El collar de malla
Esta es una pieza pequeña de malla característica del siglo XV, para proteger el cuello, especialmente para los cascos abiertos (celadas, capacetes o barbutas). Me he estado volviendo loco para encontrar una imagen CC que pueda usar, pero todas tienen copyright… 😦
Como no es muy complejo ni grande, está bien como pequeño proyecto. Puede ser más elaborada en cuanto a patronaje y decoración (con anillas de latón), como el ejemplar del British Museum (que no sólo tienen cosas egipcias y/o extranjeras) pero elegí hacer algo más sencillo.
En este caso empecé por hacer dos rectángulos de malla con una diferencia entre ambos (A ver si os dais cuenta… 😉 la respuesta, en la próxima entrega)
Cosí a la parte superior dos trozos de cuero, uno muy fino haciendo de «forro» y otro más grueso, que hace que el peso se apoye en la parte inferior. De esta manera, no hay que apretar en el cuello (asfixia…) para que lo proteja bien, teniendo cierta rigidez. El trozo de cuero grueso no debe ser rectangular, sino con curvas, para adaptarse al cuello humano (que no es cilíndrico, la nuca no está a la altura de la nuez…).
Lo más trabajoso ha sido coser la malla al cuero. Hacer malla, aunque en esta ocasión era algo diferente a lo que estoy acostumbrado, es mecánico y no presentó dificultades. Más complicado fue el tema que explicaré la semana que viene: las correas, remaches y hebillas para cerrarlo…espero mejorarlo en un futuro, tras comprobar si funcionan bien donde están, reemplazando las hebillas y remaches por otros más correctas. Pero esto es adelantar cosas…