Tres años sin Museo de Heráldica Alavesa

Foto de Gari Ver licencia

En marzo de 2007, y por cuestiones de accesibilidad y habitabilidad (las torres medievales no tiene rampas ni calefacción) fue cerrado uno de los museos más especiales de nuestra provincia. El museo de Heráldica Alavesa, cuyo cometido consiste en salvaguardar los escudos señoriales que antaño decoraban las fachadas de casas, palacios y otros edificios alaveses, comunicando en su lenguaje la propiedad o patronazgo de linajes.

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Su traslado a la iglesia de Villanañe, situada junto a la torre de los Varona, fue anunciada hace ya dos años, pero no hay ninguna confirmación de que dicho traslado haya tan siquiera comenzado. Mientras tanto, persiste la duda de qué uso puede dedicarse la torre de Mendoza, solar originario de un apelido extendido primero en la reconquista y luego en la conquista de América, mucho más allá de la humilde villa que les dio nombre. También es el caso de la torre de Martioda,  adquirida por la Diputación Alavesa y que al contrario que la torre de Mendoza no sufrió una brutal restauración el los años 60 con criterios que hoy serían inadmisibles, sino que está en proceso de ruina, o del palacio de los Guevara, también restaurado en los 60 pero que jamás ha tenido ningún uso.

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Y también recientemente, las dominicas que habitaban el palacio de Quejana, imponente conjunto medieval que fue la residencia del Canciller Ayala entre muchos de su apellido, como Fernán Pérez de Ayala,  su padre,  han debido trasladarse a otro convento por su escaso número y avanzada edad, lo que unido a las características de un edificio de tal antigüedad, les hacía imposible continuar habitando allí. Las voluntades de los dos Ayala nombrados se incumplen, pues, tras más de 500 años de uso conventual para honrar el panteón familiar no habrá ya más religiosas en Quejana.

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